martes, 10 de marzo de 2015

VIDEO: Historias de superación de niños filipinos de un basurero



Hay un basurero en las afueras de Manila que es el hogar de miles de niños. Junto con sus padres, viven y trabajan en la zona, apenas al borde de su existencia. Pero, una organización cristiana les está brindando una mano ayuda, a través de la educación y la oración.

Son poco más de las cuatro de la mañana. El primer camión de basura llega al gran basurero Payatas, ubicado en Manila. Luego llegarán más, unos 500, antes que acabe el día.
Después, aparece un pequeño ejército de hurgadores humanos, buscando cualquier cosa que puedan reciclar, para con suerte ganarse cerca de 89 pesos filipinos diarios, unos dos dólares. Ellos enfrentan climas ásperos, animales, enfermedad, moscas, sustancias tóxicas y olores desagradables. Un observador describió el olor como si se dejara la basura al sol durante una semana y luego se metiera la cabeza dentro de ella.
“Niños tan jóvenes como de 3 años buscan plástico o metal para venderle a la industria recicladora. Las familias viven en chozas a medio armar, hechas de pedazos de madera de segunda mano y no tienen agua potable… Los niños aprenden rápidamente que la vida es un acto de sobrevivencia y que no hay razón para soñar con una vida distinta”, dijo Jane Walker, fundadora de Fondo Comunitario Filipino.
Pero, algunos sí lo hacen, con la ayuda de organizaciones cristianas. El Fondo Comunitario de las Filipinas (PCF, por sus siglas en inglés), inició como una escuela a diez minutos del basurero en una bodega sucia y desolada. Luego, en el 2010 construyó una nueva escuela hecha con contenedores reciclados y ahora recibe 800 estudiantes.
“El PCF educa niños durante siete horas al día y les da desayuno y almuerzo. Ganan premios alimenticios por sus logros académicos y asistencia y esto es razón suficiente para mantenerles fuera del basurero y estudiando”, comentó Jane Walker.
PCF tiene un método integral: atendiendo las necesidades físicas y espirituales de los niños. Los programas educativos tienen un gran énfasis en los valores y en el desarrollo emocional y físico.
“Nuestra meta es llevarlos del aula al trabajo y apenas tenemos a nuestros primeros alumnos universitarios. Ellos obtienen empleos y esto les permite romper el ciclo de pobreza, no solo para sí mismos sino también para sus familias”, expresó Walker.
Jessa solía trabajar en el basurero, pero a los 7 años entró a la Escuela PCF donde inició clases de ballet, como una actividad al terminar sus lecciones y solo cinco años después, ella baila en la compañía de ballet más prestigiosa de manila.
“Si no estuviera en PCF, estaría trabajando en el basurero con mi familia”, dijo Jessa.
La falta de comida es un problema común entre familias del basurero y para muchos, la educación no es una opción. Incluso los niños que asisten a PCF sienten la necesidad de contribuir en su casa y es usual verlos trabajar entre la basura después de clases.
“El PCF reconoce esta vulnerabilidad y provee víveres para los niños, basados en su asistencia. También tenemos clases extra curriculares para que ellos desarrollen sus intereses y se mantengan alejados de los basureros, donde pueden ser forzados a trabajar”, indicó Phillip Levine, gerente general de PCF.
Un ingeniero dijo que se necesitarían tres mil camiones diarios durante 11 años para mover toda la basura ya acumulada ahí. Y cada día llegan alrededor de 12 mil toneladas de basura nueva. Entonces siempre habrá un basurero Payatas y siempre habrán niños trabajando en él, pero uno por uno, gracias a los esfuerzos de la Escuela PCF y otros grupos cristianos, los niños como Jessa, logran encontrar una salida.



Fuente: www.MundoCristiano.tv

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