Cerca de 1,000 personas han muerto en un periodo de dos días este mes en la República Centroafricana, estimó este miércoles 18, la organización no gubernamental Amnistía Internacional (AI), que también denunció crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad en dicho país.
“Los crímenes que se han cometido incluyen ejecuciones extrajudiciales, mutilaciones de cuerpos, destrucción intencional de edificios religiosos como mezquitas y el desplazamiento forzado de un masivo número de personas”, afirmó Christian Mukosa, experto para África Central de AI.
El país ha registrado violencia y caos desde que la milicia musulmana Seleka y otros grupos rebeldes del marginalizado noreste capturaron la capital, Bangui, en marzo pasado. El presidente Francios Bozize huyó del país, y Michel Djotodia, que era uno de los líderes de Seleka, se autonombró presidente.
Djotodia luego disolvió a Seleka, pero al menos 15,000 integrantes del grupo mantuvieron sus armas y continuaron con los desmanes en la capital y otros lugares. Los ataques se han registrado principalmente en comunidades cristianas, que en respuesta han formado grupos de autodefensas, conocidos como antibalaka (antimachetes).
Las autodefensas realizaron un ataque a primeras horas de la mañana en diciembre pasado, yendo de puerta en puerta en algunos vecindarios, donde mataron a 60 musulmanes, según Amnistía.
Las fuerzas del gobierno de facto se han vengado contra cristianos, matando al menos a 1,000 hombres en un periodo de dos días, según AI. Un reducido número de mujeres y niños también han muerto.
En un comunicado, el grupo pidió una fuerza de paz de la ONU “robusta”, con el mandato de proteger a los civiles y suficientes recursos para hacerlo efectivamente.
“La continua violencia, la extensa destrucción de propiedades y el desplazamiento forzado de la población en Bangui están alimentando una enorme ira, hostilidad y desconfianza”, afirmó Mukosa.
La República Centroafricana tiene un territorio del tamaño de Francia, y es un país con recursos incluyendo diamantes, oro, madera y marfil. La excolonia francesa raras veces ha visto periodos de estabilidad política y económica en los 53 años desde que alcanzó la independencia.
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